Núria Rodríguez «Las nuevas regulaciones nos dejan con mucha incertidumbre y con una creciente inseguridad jurídica»

Con más de tres décadas de experiencia en el sector inmobiliario, Núria Rodríguez no solo ha sido testigo de las transformaciones del mercado, sino que ha formado parte activa de ellas, aportando una perspectiva valiente, empática y profundamente humana. Cofundadora de Finques Alzina en 1994, ha sabido construir un proyecto sólido desde la proximidad, la honestidad y la perseverancia, superando con determinación retos tan importantes como la crisis de 2008.

Lidera una agencia formada mayoritariamente por mujeres, donde la atención al detalle, la atención al cliente y el respeto por las personas son pilares fundamentales. En un momento en el que el sector experimenta importantes cambios regulatorios, sociales y tecnológicos, Núria se compromete a integrar la innovación con un trato cercano y honesto, demostrando que es posible hacer negocios desde una perspectiva ética y de responsabilidad social.

Más allá de las operaciones inmobiliarias, destaca por su compromiso con la comunidad, su apoyo a ONG e iniciativas solidarias, y por una visión de futuro basada en la sostenibilidad, el asesoramiento profesional y la defensa de los derechos de todas las partes implicadas.

En esta entrevista, conoceremos su historia, los valores que la han guiado y su forma de entender un sector que, para ella, va mucho más allá de la compraventa de pisos: se trata de generar confianza, vínculos y oportunidades reales para las personas.

Núria, con casi 30 años de experiencia como agente inmobiliaria, ¿cómo empezaste en el sector y qué te llevó a cofundar Finques Alzina en 1994?

Como casi todos, empecé por casualidad. De muy joven, trabajé un año como secretaria en una finca. Luego estudié una carrera y justo antes de terminarla, publiqué un anuncio buscando trabajo. Me llamaron enseguida y me convencieron de que podía ser una buena agente inmobiliaria. Digo convencida, porque no lo veía. Pero él insistió en que no perdía nada con ir y hablar. Trabajé seis meses como agente y luego otros seis meses como directora de ventas.

Un año después, ya teníamos nuestra propia agencia inmobiliaria, con mis dos socios y antiguos compañeros. Todo fue rapidísimo; al mismo tiempo, junto con mi novio, ahora exmarido, regentábamos un restaurante. Viví juntos durante tres años alternando ambos trabajos. ¡Qué época tan dura! Trabajaba tanto que solo soñaba con poder dormir.

Tras la crisis de 2008, usted se mantuvo al frente de la empresa. ¿Cómo afrontó esos años difíciles y qué la motivó a seguir al frente?

Nuestro sector se paró repentinamente; teníamos operaciones aprobadas en el banco para firmar y fueron canceladas. No alquilábamos y, por lo tanto, no había ingresos de ningún tipo. Se negaron a renovar la póliza de crédito que teníamos abierta. Decidimos cerrar o, mejor dicho, uno de los dos se quedó, yo.

Todavía recuerdo el último día, era viernes por la noche, cerramos a las 20:30 y, poco después de las 18:00, me dijeron que se iban; no tenía sentido esperar hasta el final. Fue una época muy complicada a nivel personal y profesional. En el plano personal, coincidió con mi divorcio y un hijo pequeño; mis padres y suegros vivían fuera y no tenía ayuda; además, la niñera nos dejó. Todo a la vez.

Recuerdo perfectamente que me quedaban 2.000 € en mi cuenta personal y que el mercado se paró repentinamente debido a una crisis de dimensiones desconocidas. Lo primero que hice fue hablar con el dueño de mi piso de alquiler para pedirle dos meses de carencia para poder seguir adelante. Pensé: «Estaré aquí hasta que se acaben y, cuando se acaben, plan B».

Mi motivación era poder comprar comida y pagar las facturas, y ahí fue donde salió la leona que llevaba dentro. Renuncié a mi vida, pero lo logré. Seguí adelante y unos años después compré mi piso actual, justo enfrente de donde vivía de alquiler.

Diriges una empresa liderada por mujeres. ¿Qué ventajas aporta esta perspectiva femenina en la gestión, el servicio al cliente y la cultura interna del equipo?

Sí, como tenemos más empatía, nos entendemos mejor y somos más sensibles con los clientes. Ahora que somos menos estamos muy conectadas entre nosotros y todo va más fluido. Pero cuando eran más, había complicados momentos de convivencia. Somos mujeres con toda nuestra idiosincrasia

¿Cómo crees que su dedicación y proximidad se traduce en experiencia de cliente diferente y de confianza?

Cuando llevas 31 años ubicada en la misma plaza y has realizado operaciones con todo tipo de personas, pero siempre poniéndolas como protagonistas de su historia, creo que se generan vínculos. Siempre nos ha destacado el ser muy cercanos y asesorarle como si fuera para nosotros. Honestidad, valores, ética…

¿Qué herramientas digitales ha incorporado para adaptarse a las exigencias actuales del mercado y mejorar los procesos de compraventa y alquiler?

Si miramos atrás son muchas, algunas ahora son tan normales que suenan antiguas, como la firma digital, las redes sociales, el programa de gestión o software, el vídeo 360, fichaje con el time moto (incluso en remoto) instalación de un monitor digital en el escaparate y cartelera LED, etc.

Compartís valores claros: honestidad, transparencia, empatía e innovación. ¿Cómo compagina este enfoque humano con la introducción de recursos tecnológicos?

A veces es complicado, puesto que es necesario tiempo, paciencia y recursos. Sobre todo con formación y educación en el equipo, reuniones semanales para transmitir a donde queremos llegar para conseguir esta agilidad sin perder este enfoque humano, haciendo protocolos, contratar externos como un consultor de empresa, etc.

¿Cómo describirías el mercado inmobiliario en Barcelona y Hospitalet? ¿Los precios son estables o hay una tendencia al alza, y qué impacto tiene esto en los compradores?

El mercado en Barcelona es muy intenso, hay mucha demanda, en algunos casos, el personal que no llega a comprar por precio nos llega a Hospitalet, de hecho nos separa una calle y está muy bien comunicado. También es cierto que hay mucha inmigración y mucha gente de toda la vida que se ha ido fuera.

Los precios han sido estables en los últimos años con algunas subidas, pero actualmente la oferta es muy baja y la muy alta demanda. Esto hace que los precios estén subiendo considerablemente. Los compradores quieren comprar un piso, pero hay poco y caro. Luego están los inversores que encuentran el mercado de nuestra ciudad muy atractivo por rentabilidad, a pesar de las nuevas leyes de arrendamientos que obviamente afectan a todos negativamente, según mi visión personal.

¿Ves alguna nueva regulación o tendencia -por ejemplo, el aumento del alquiler, las promociones eco o las reformas y rehabilitación de viviendas- con un impacto importante en el sector?

Las nuevas regulaciones nos dejan con mucha incertidumbre y con una inseguridad jurídica creciente, esto hace que muchos actores quieran irse de aquí, ya que las políticas no están consensuadas, no tienen en cuenta a todas las partes implicadas. No consultan a los profesionales del sector, los propietarios parecen prendas de ajedrez, los van poniendo donde quieren. Es un desastre el que estamos viviendo pospandemia.

Efectivamente, los alquileres han aumentado de precio, la gente está desesperada porque no encuentra un sitio para vivir, y encima nos toca elegir quién sí y quién no es adecuado. Es muy duro. También hay propietarios que nos piden inquilinos sin hijos por el miedo a que si dejan de pagar no los puedan echar. Ahora deben pasar por otro proceso, el de mediación antes de ir al juzgado.

A mí me gusta explicar que la responsabilidad son de los políticos y de sus decisiones, ya que hacen políticas corto placistas para tener votos, populares, sin pensar que cuando acabe su mandato el problema seguirá creciendo, pero se le encontrará lo que venga después. Algunos propietarios están vendiendo, incluso con los inquilinos dentro, por no tener 5 inmuebles y no ser gran tenedor y otros quieren comprar fuera de Cataluña, ya que son 10 inmuebles los que debes tener para ser gran tenedor, además no está regulado el precio por el índice.

Puede ser alguna de las soluciones serían convertir a los locales en viviendas, no todas, sino las que realmente tengan unos mínimos de ventilación y no estén en calles comerciales para no romper el pequeño comercio. Ponen muchas trabas y finalmente la gente cuando no encuentra piso se mete en estos locales insalubres que no cumplen ninguna normativa de habitabilidad.

¿Cómo contribuye Finques Alzina a la comunidad local? ¿Realiza proyectos de carácter social, colaboraciones o iniciativas solidarias en la zona?

Contribuimos asesorando sin coste a todos los clientes y vecinos que tengan dudas en situaciones difíciles, por herencias o compraventas, alquileres, o problemáticas familiares.

Hemos hecho algún día de donación de sangre en equipo y últimamente que somos menos, he ido con mi hija para inculcar también ese espíritu solidario que me mostró una compañera inmobiliaria, Begoña Ballesteros, es emocionante.

Aparte de esto, tengo varias ONG (4 o 5) con las que colaboro cada mes para sentir que ayudo o colaboro con los más desfavorecidos.

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere vender una propiedad actualmente? ¿Y a alguien que está valorando comprar?

Si quieren vender una propiedad deben asesorarse antes del precio y de las condiciones. Debe ser con alguien muy profesional, que tenga experiencia demostrada y conocimientos jurídicos y fiscales.

¡Nos podemos encontrar de todo! Que les digan qué servicios ofrecen, porque deben venderla con ellos.

Para mí es muy importante que el profesional me escuche y me considere lo más importante por delante de sus intereses. Que estará por resolver cualquier situación que se presente acompañando en todo el proceso de la compraventa para que sea una experiencia gratificante.

A nosotros alguien nos ha dicho que han realizado todo un máster inmobiliario, al final de todo el proceso. Nos gusta ir contando todos los pasos a seguir, queremos ser como un equipo en el que todos vamos a una, la venta de la propiedad al mejor precio y condiciones.

Si lo que quieren es comprar, debe hacerse ante todo un estudio financiero, hasta qué precio es viable la operación bancaria, cuál es el precio máximo que quiero pagar en cuotas mensuales. Deberemos tener en cuenta, la comunidad, el IBI, los suministros, la ite, etc. Luego debemos saber delimitar la zona, el barrio o la ciudad. También qué tipo de compra quiero hacer y por cuánto tiempo, ¿es un piso de por vida? ¿Es por inversión? ¿Es un piso puente? ¿Es un local para montar mi negocio presente o futuro?

Debemos tener las ideas claras. ¿De qué podría prescindir? A partir de aquí tenemos dos opciones, contratar a un personal shopper o bien realizar la búsqueda uno mismo a través de los portales inmobiliarios y visitando agencias, o como toda la vida por recomendación. En nuestro caso trabajamos mucho con recomendados o referidos.

¿Qué te aporta formar parte de la AIC?

Es un colectivo y, por tanto, pertenencia a un grupo: apoyo, formación, networking, estar al día de la legislación vigente y de los cambios en el sector de primera mano, compartir experiencias, oportunidades, etc.

¿Qué consejos le darías a jóvenes profesionales que quieren iniciarse en el mundo inmobiliario?

Ante todo amar la profesión y respetarla. A partir de aquí realizar una formación constante, trabajar mucho, la práctica es principal para aprender. Estar en una asociación o colegio profesional te sitúa. Si además puedes rodearte de gente con experiencia y conocimientos del sector con valores, llegarán antes y mejor, dicen que todo se contagia.

¿Qué objetivos tiene a corto y largo plazo? ¿Existen planes de expansión, nuevas líneas de negocio o algún proyecto innovador que pueda avanzar?

Más es menos y hace un año decidí rebajar la infraestructura y tener un equipo más pequeño. Estoy contenta. Hoy por hoy es mantener lo que tenemos para que el negocio sea rentable y realizar alguna inversión de compra, reforma y venta. Los demás proyectos por el momento se están definiendo a corto o medio plazo. Hasta aquí puedo leer.